En muchas ocasiones hemos escuchado que la lejía es un producto químico con cierto grado de peligrosidad que solo deberíamos utilizarlo para casos especiales. Sin embargo, casi todas estas advertencias e basan en el total desconocimiento y no en lo que realmente es y para lo que sirve. Si eres de esas personas que rechazan el uso de la lejía hoy te traemos algunas curiosidades y usos de este producto para desmentir todos esos mitos.
La lejía es un producto químico que se obtienen mediante la sal común. Sirve principalmente para desinfectar superficies, ya que es un químico capaz de destruir microorganismos y hongos responsables de algunas enfermedades e infecciones. Pero además de desinfectar a la perfección las superficies de la casa también sirve para eliminar los olores desagradables y destruir las sustancias malolientes. Si además incorpora un perfume o detergente es ideal para desinfectar y blanquear el inodoro.
No obstante, la lejía es un excelente blanqueador de la ropa y sirve para quitar eficazmente las manchas de las prendas. Hay prendas que no permiten el uso de lejía, por lo que, antes de aplicar este químico, deberías leer la etiqueta de cada prenda. La lavadora también se puede limpiar mediante el uso de la lejía. Solo basta con poner agua caliente y lejía y dejar que realice el ciclo de lavado habitual.
La nevera es otro de los elementos de la casa que se pueden limpiar con lejía. En la nevera se suelen acumular una gran cantidad de gérmenes y hongos. Si utilizas lejía para limpiar la nevera conseguirás deshacerte de todos los microorganismos. Además de la limpieza de la nevera, la lejía también sirve para desinfectar las verduras y frutas que compramos y que creemos que pueden estar contaminadas de virus y gérmenes. Esto se puede hacer diluyendo 2 ml. lejía en un litro de agua, limpiar y aclarar bien después.
¿Cuál es la proporción necesaria y suficiente de lejía para desinfectar las diferentes superficies de la casa?
Según la OMS, a concentración adecuada de hipoclorito sódico (lejía) es de un 0,5% (es decir, 5000 ppm). Basta con añadir 130 ml de hipoclorito sódico y añadir agua (870 ml) hasta conseguir un litro de la mezcla con la que limpiaremos. Con esta mezcla conseguiremos un producto capaz de desinfectar, limpiar, blanquear y acabar con los malos olores.
Hay que destacar que la lejía es un producto químico que no se debe mezclar en ningún caso con otro producto de limpieza (sobre todo el amoniaco o el salfumant). Si cometemos este error, la mezcla mal hecha provocara un desprendimiento de gases tóxicos muy perjudiciales para la salud. Otra recomendación es protegerse mediante el uso de guantes a la hora de manipular este producto. Recuerda que a más cantidad de lejía no significa que el producto sea más efectivo. Será suficiente añadir la cantidad que hemos mencionado anteriormente.
Por último, un mito muy típico que queremos desmentir es que la mezcla de limón y vinagre sustituye perfectamente el hipoclorito sódico. Este mito es totalmente falso, ya que aunque hay muchas alternativas a la lejía, el limón y el vinagre no son suficientes a la hora de desinfectar y probablemente no acaben eficazmente con los microorganismos y los hongos.