La limpieza de un local constituye su primera carta de presentación de cara al público. Polvo o papeles tirados por el suelo pueden echar atrás más de una compra. Así, si la persona que entra se encuentra a gusto dentro del local, el nivel de ventas también aumentará. Por tanto, contar con una empresa fiable de limpieza resulta fundamental para el buen funcionamiento de un negocio.
Aspectos básicos de una buena limpieza
Tipos de locales
En primer lugar, se ha de mencionar que no todos los locales comerciales son iguales. En función de su estructura, tamaño y destino, requerirán unas exigencias de limpieza profesional concretas. De este modo, en el caso de empresas dedicadas al sector servicios (hoteles, peluquerías o bares), estas necesitarán una mayor limpieza y más continua que las dedicadas a la venta de bienes. Estas últimas precisan limpiezas diarias pero no tan a fondo como las primeras citadas. A lo anterior se le suma el hecho de que el local cuente con instalaciones internas donde se preparen directamente los productos (panaderías, pastelerías o tintorerías). En estos, se requieren métodos y productos específicos.
También es diferente limpiar una tienda comercial con salida a la calle que otra ubicada en un centro comercial. La primera implica, asimismo, adecentar el sitio de entrada (aunque pertenezca a la vía pública) y conlleva, igualmente, un mayor riesgo de suciedad debido a las inclemencias meteorológicas. Cabría igualmente distinguir a las tiendas de autoservicio de aquellas con personal a cargo. Las primeras, sin lugar a dudas, tenderán a una mayor suciedad.
Fases de limpieza
La ventilación es una de las normas fundamentales para mantener limpio un local. A continuación, se procede al barrido con mopas especiales, en función del tipo de suelo y, posteriormente, con escoba para terminar con un fregado. En el caso de que hubiera alfombra o moqueta, se emplearía una aspiradora profesional. El vaciado de papeleras también resulta obligatorio. En esta primera operación, se incluyen igualmente los baños y cuartos interiores. Aunque solo sean usados por la plantilla, de su buen aspecto depende también la satisfacción del trabajador.
Tareas más específicas suponen la limpieza de lámparas o muebles, sobre todo si estos son expositores. La periodicidad se decide en función del uso. Como norma general, se debe tener claro despejar pasillos, eliminar por completo el polvo y conseguir una atmósfera libre de impurezas, especialmente en lo que se refiere a almacenes. Los escaparates también han de quedar pulcros, pues representan la primera carta de presentación, sin olvidarse igualmente de las verjas. Nuestra empresa de limpieza en Bilbao tiene muy en cuenta todos estos detalles, adecuándose a cada tipo de negocio.